lunes, 28 de marzo de 2011

Objetivos en la vida

Desde hoy ningún lunes volverá a ser igual. Recibir la semana con un masaje de chocolate en las carnes y un masaje de piedras de algún sitio exótico en la, en ese momento, muy relajada cara, convierte el resto de mis lunes en infiernos que me hacen preguntarme cómo sigo viva.



Por suerte me había comido una chocolatina antes, porque si que es verdad que te dan unas ganas locas de lamerte el brazo en público y claro, tampoco es plan. Aún así, mi masajeadora oficial me ha comentado que había visto algún hombro con lametones.
En fin, mientras se me caía la baba pensé que mi nuevo objetivo en la vida era vivir esa experiencia cuando me diese la REAL gana. Es decir, tengo varias opciones: ser rica, tener mucho dinero y que mis arcas rebosen de monedas de oro. Y que cada sábado por la mañana, tras una cervecita de más, cuando entra la luz por mi ventana, en lugar de ser un molesto rayo de sol que se me ha colado por el antifaz, se trate de una vela portada por un indio que viene a masajearme los pies, seguido de un enano cargado de fanta naranja y hamburguesas con queso cheddar recién hechas. Después, un asiático que habla en un idioma que no entiendo traerá mi tarta favorita de postre, para que me la tome después de mi digitopuntura facial.



Y así tanto los sábados de resaca como los lunes del terror serán días maravillosos, y mi vida,con ellos, una dulce travesía.
Y yo, que siempre he querido ser miles de cosas, hoy sólo quiero ser ella. Ayuda, por favor.

jueves, 24 de marzo de 2011

There´s no job for us my friend

Reflexiones baratas para un jueves cualquiera.

En los años de la Tatcher, de la Inglaterra más deprimida, de las calles llenas de punks, de gente fea que a mí me parece muy guapa y de que puto frío hace en la calle tanto si soy un mendigo como si no, la gente lo tenía claro. La vida era una puta mierda, porque sin dinero, la vida es una mierda.



Y sobre todo, sin esperanzas de conseguirlo, la vida se convierte en un infierno terrenal. En pura supervivencia animal para la que hace tiempo que no estamos diseñados. Somos seres humanos con demasiadas cosas en casa para limitarnos a buscar comida tres veces al día. Si además nos habían vendido que lo íbamos a tener, la decepción es más grande.

En nuestro país, ahora que está pasando eso mismo, que somos una juventud sin futuro y que todo es una mierda, da igual. Y no sólo da igual, sino que aparentamos que no pasa nada. El orgullo nacional nos puede, o algo. Y yo, como diría la mismísima Carrie Bradshaw, no puedo dejar de preguntarme…¿PERO QUÉ HOSTIAS NOS PASA?

Deberíamos estar en la calle, rompiendo contenedores, robándole a los ejecutivos de la calle Génova, entrando en los bancos con pancartas corrosivas y diciéndole al jefe que VAYA MORRO TENÉIS, JODER. Eso, por lo menos. Aunque lo cierto es que eso no serviría de nada. Y ahora me voy a poner muy americana. El sueño americano será una mentira cochina pero al menos es algo en lo que creer. Pensar que si lo quieres lo tendrás, al menos es mejor que la desidia como bandera.

Volviendo a las crisis nuestras…¿alguien realmente me quiere hacer creer que la crisis es igual para todos? Sabiendo que lo primero que se recorta de una empresa nacional que hace dinero a espuertas con nuestro ocio televisivo son los BOCADILLOS, qué podemos esperar de quiénes la dirigen, que viajan a Liverpool cada fin de semana para ver al Madrid hacer el gallito machito en la pérfida Albion. Y a mí todo eso me parece muy bien, que cada uno tiene que disfrutar de lo que tiene, pero ¿EN SERIO????

No, no es en serio, es MUY EN SERIO. La crisis ha venido para demostrar que lo que hacían 6 lo pueden hacer 3 y claro, igual ya no hay crisis, pero para qué quiero a 3 más. No nos podemos olvidar de que las empresas, son personas. Los países, son personas. Todos estamos conectados. La física cuántica me avala. Y mientras, en Madrid no paran de abrirse bares, de escribirse artículos sobre los años nada, la generación post Windsor, y Belén Esteban, una señora que como siga exponiendo su pubertad emocional en la tele va a convertir a todas las viejas del país en adolescentes que no podrán controlar sus emociones en público. También se ha creado un nuevo concepto de chica guapa que es graciosa mientras enseña las tetas, generando un nuevo machismo del siglo que viene insoportable, deleznable, denunciable por sus ínfulas de querer ser otra cosa. Y así, mientras la vida pasa, en Madrid los miércoles se convierten en sábados y los juércoles en domingos y la vida en una evasión eterna, que por otra parte, es muy de entender. Sobre todo porque todos esos vicios los suele pagar la generación anterior, que quiere lo mejor para sus hijos y que ha sido tan consentidora que nos ha hecho a todos unos lameculos subnormales. No tienen ellos la culpa, la tiene la otra, la anterior, la que se lo hizo pasar tan mal a ellos, con tanta hambre y tanta guerra de los cojones.

Mientras, mi barrio cada vez está más lleno de emigrantes que han venido aquí a ver qué pasa y se han dado cuenta de que aquí no pasa nada, pero que ya que están, para qué se van a volver. Para malvivir allí me quedo aquí malviviendo haciendo turismo y los trabajos que estos idiotas no quieren.




Y volviendo a la tele y a Inglaterra, se ve que en la nuestra, pasa lo mismo que en la calle. Los ingleses tienen esa cosa en el ADN que les hace reírse de sí mismos de una manera especial, lanzándose a la queja directa sin complejos. The Young Ones, por ejemplo, define muy bien lo anterior. Los Monty Python se meaban en todo el mundo y series como The Inbetweeners, más actual, o la mismísima This is England ´86, o si me apuras, el maravilloso dramón de Downton Abbey se caga un poco en la madre de todos los pescados de una manera sutil, cínica, inteligentísima. Reírse de uno mismo bien, no lo digo yo, lo dicen otros, es el mayor indicio de inteligencia.

Aquí, por lo que tengo entendido (he de dejar claro que vivo en una realidad paralela donde no existen nada más que las nubes, que es lo que a mí me interesa) triunfan barcos con tíos en pelotas, internados con gente que aparece y desaparece de la nada, series que hablan de un pasado que aburre a sus propios muertos, películas que no le interesan ni a sus directores y que es INCREÍBLE que se gaste dinero en hacerlas y señores que gritan y lloran sus penurias en público convirtiendo en mediocre todo lo que tocan. Son, los masamedia patrios.

Y aunque las crisis son muy buenas y yo estoy muy a favor, no hay huevos para hacer cosas que se rían de lo mal que está todo y que además hagan reír a los que las ven (hubo una, la reponen en Neox cada día a las 00.00, mi única conexión con el antimundo real)…y o bien no hay huevos o no hay talento. Una de dos. Ojo, o no hay ganas…Y luego están los periódicos, complacientes con reportajes de pre-parados, y gente que lo lee y no sabe de qué va. Hay quien vive todavía más desconectado que yo. Y la plana mayor de la gente que maneja los hilos de ésta, nuestra península, que sinceramente no creo que sea a mí sola a la que le dan tanta PEREZA. Y también está la gente genial, que nunca es la que tiene el poder, y también la esclavitud, que nunca se abolió y nadie dijo nada. Y a mí me gustaría tener una maquinita del tiempo (la construyo en mis ratos libres porque yo a donde me quiero ir es al XIX, y pronto) y ver qué va a pasar dentro de 20 años. Me muero de la curiosidad de saber quién va a mantener a los hijos que no tendré y la casa que no podré comprar.



La Señorita Indiscreta, hoy, cabreada consigo misma y pensando sin parar en que llegue mañana. Que por fin será viernes.

miércoles, 23 de marzo de 2011

5 fáciles maneras de no llegar a ser guionista nunca

1. Estudiar un máster de guión.
2. Leer.
3. Tener "El Guión" de Robert McKee en la entrada de tu casa.
4. Estar rodeado de guionistas.
5. Escribir.

Como hoy me siento generosa nombraré, por el mismo precio, las 5 FÁCILES MANERAS DE LLEGAR A SER GUIONISTA PRONTO.

1. Ser puta.
2. Ser padre.
3. Ser puteado.
4. Ser dejado.
5. Ser un hijo de la gran puta.

DOS

Ricky Gervais vuelve, esta vez por lo visto con una cosa donde el protagonista es un enano (el de Willow) que tiene una agencia de representación de enanos que además está basadísima en la propia realidad del enano anteriormente citado.



MÁS

Hoy me he encontrado a una puta sacando al perro, es lo que tiene vivir entre puticlubs, iglesias y bares de moda, que a cada hora tengo todo lo que necesita un ser humano. Se ve que la puta se equivocó de hora con la de Dios y nos cruzamos legañas mediante cuando el Sol todavía no había salido.

DOS

Más tarde, en la oficina, me llegó un críptico mensaje sobre reportajes que hablan sobre qué estudiar para vivir de inventarse cosas.

SON

Y ahora, ya casi de noche, deduzco que por mucho que yo quiera que mi vida gire en torno a vestidos, lentejuelas y colas con escamas inspiradas en el marisco de la Ría, por una sencilla fórmula, mi día ha terminado siendo un circo esperpéntico de la vida misma. Que, si no me equivoco, es una buena manera de empezar un guión.

CUATRO


Si pones guionista en google, entre otras cosas, te sale Eddie Murphy. Maravilla.

martes, 22 de marzo de 2011

Dolor de Barriga

Somos muchos los que sufrimos constantes dolores en esa zona del centro del cuerpo que en Pilates se conoce como Power House, en Madrid como la tripa, y en el resto del mundo como estómago. A mí me duele la barriga. Mucho y en general. Toda ella.

Hay famosos que también lo han pasado muy mal con este tema.

Kurt Cobain, un viejo conocido de este Diario, sin ir más lejos, sufría horrorosos dolores que sólo supo contener con la heroína. Lo que le hizo caer en un círculo vicioso de me duele la barriga-me chuto-ergo-me duele más-por lo tanto-me chuto otra vez. Y claro, luego tuvo que pegarse un tiro. Su roadie no debía de conocer el práctico omeprazol que te venden en cualquier farmacia y que has de tomarte siempre antes de salir a destrozar bares, guitarras o mobiliario urbano.


¿Tendrá ganas de hacer caquita?

Audrey Hepburn. De todos es sabido que pesaba más o menos los kilos que mi perro cuando le pongo a dieta de jamón york y también sabemos todos que era debido a una extraña enfermedad conocida como hambre. Es decir, la culpa de la anorexia y la bulimia del siglo pasado no la tienen las pasarelas, amigos, la tiene la Guerra, que es muy mala.


¿A qué huelen las nubes? ¿A qué sabe una hamburguesa?


Yo hubo una época en la que tenia la tripa de un niño somalí. Lo que unido a mis patitas a lo Calimero me daban un extraño aspecto. Pero como por aquella época tenía un novio robot al que le importaba muy poco mi apariencia humana y sí mis engranajes mentales, la verdad, ni me daba cuenta.



Era un buen chico, pero vivía la vida en forma de bits.


Lo que que hacía era, básicamente, taparme aquella rara pelota de niña ulcerosa a punto de morir y seguir, tan pancha, mal comiendo sin más. Por aquel entonces habitaba la no menos rara ciudad del Manneken Pis, que creo que tuvo la culpa de la mayor parte de esa úlcera y de esa panza. Los belgas se alimentan o de nada, como la propia Audrey sabe, o de patatas con mayonesa y mejillones. Que para el caso, se ve que Audrey fue bastante más lista que yo. Eso sí, gracias a aquellos vomitivos menús, ahora, directamente, no puedo comer nada. Fluctúo entre la dieta de hospital y la de una niña de 7 años. Muy siglo XXIII creo yo.





Como Bélgica tiene a Amberes y allí está todo el mundo muy loco con la moda deconstruida y desestructurada (una cosa de la que mi familia también sabe mucho) mi tripa pudo campar a sus anchas entre vestidos de Dries Van Noten y cosas raras que me ponía en la cabeza para desviar la atención. Freud estaría orgulloso de mí y de cómo aprovecho las deconstrucciones en general.


Debajo puedes llevar lo que te salga del mismísimo.



Este sombrero de señor de Ann Demeleumeester es ya un clásico en mi armario.

Y todo esto...por culpa del anuncio de Activia de Carmen Machi, que uno ya no sabe dónde meterse para no escucharlo. De verdad…¿Aída hablando de PEDOS? ¿En serio? Pues no sólo va en serio sino que mi nueva mejor amiga (por la de veces que la veo), la señora Carmen, a la que me encuentro cada mañana sacando a su baboso perro, que odia al mío, me lo ha comentado también. Porque el perro no nos tendrá ningún cariño, pero ella no tiene reparos en cogerlo en brazos mientras él ladra como si le estuviesen empalando en una snuff movie para así poder comentar conmigo la jugada del día. En este caso, el tema de los yogures, que bailaban en sus manos al lado del maloliente can.

Así que entre la señora que no calla, el perro sucio y de molestos ladridos y Aída tirándose cuescos en la televisión española se podrá comprender que hoy no pueda comer nada. Bueno sí, una sopa y unos donuts. Hospital General meets Bart Simpson en mi estómago.




Barrigas que cuelgan, barrigas con tetas, y barrigas de embarazadas que no saben que lo están hasta que un niño llora entre sus piernas….en próximos episodios.

lunes, 21 de marzo de 2011

Declaración de intenciones

Hace tiempo que este blog dejó de ser aquello para lo que fue concebido. O yo dejé de ser la que lo empezó. En cualquier caso, su propósito ya se ha cumplido. No sé cuál era, así que no debía de ser gran cosa. Pero ahora se me queda pequeño. La moda ya no puede ser sólo una excusa. Ni la tele, ni el cine, ni el peinado de Zooey Deschanel en Novia por contrato (la mejor coleta a un lado de la historia del celuloide).



Así que hoy, 21 de marzo de 2011, declaro que voy a escribir aquí lo que me dé la gana. Me permito a mí misma saltarme las normas de mi propia cárcel y soltar lo primero que se me ocurra en esta pantalla.

Lo que precisa de un pergamino dotado de lo que sigue. Ya que declaro, con vosotros como testigos, que:

1. No tendré miedo de escribir aquí lo que pienso y quedarme en pelotas intelectuales ante la audiencia.

2. Dejaré de verter literatura barata en redes sociales que no tienen diskette para guardar los bonitos mensajes que allí se escriben, y la pondré toda aquí. Vuestros comentarios quedarán guardados para la posteridad. Los bonitos y los que no.

3. Daré señales de vida todos los días.

4. No tendré miedo/vergüenza de volver un día hacia atrás y leer lo que he escrito. Y seré un poco más perra.

5. ...había muchos más principios que poner pero si sigo poniéndome deberes, me quedo sin literatura para mi futura novela.




Es obvio que se avecinan cambios en mi vida. Creo que los estoy afrontando con valentía. O como me esta dejando la resaca del fin de semana. Una no puede evitar necesitar antestesiarse la cabeza a chupitos de vez en cuando. Sobre todo si su cabeza funciona como una lavadora/centrifugadora/secadora sin botón de stop a la vista.

En fin, echando mano del ELLE de este mes descubrí con felicidad que María Dueñas, señora, escritora y profesora por la que siento debilidad, iniciaba colaboración con la publicación. El tema: reinventarse. María, el día que te conozca, te como a besos.

Entre unas cosas y otras, el artículo me vino al pelo para dicharachear sobre el tema con mis dos actuales mellizas, la señorita Hannf y la señorita de Granvar. Para animar la charla degustamos un café y un cruasán de jamón y queso en una céntrica plaza de la capital donde a mi perro le gusta hacer caca y los modernos pasean vaqueros tan estrechos que auguro una generación de futuros modernos bastante escasa en número.




Y mientras la capacidad de reinvención, de la que las 3 sabemos bastante, dejaba llevarse nuestra mañana dominguera, les recordé algo muy relacionado, la serie imprescindible de mi semana: The Big C.






No me hacen ni caso y no tengo con quién comentarla, pero me da igual. No será ni la primera ni la última vez, en el fondo disfruto bastante de mis gustos solitarios. Al caso; la C es la c de Cáncer y aunque la protagonista sea chica, uno, por tener pito, no se pierde nada por descubrirla, por si alguno lo duda.



Con este de aqui arriba, muchos se sentirán identificados.


El susodicho cáncer es el que permite a su sufridora descubrirse y conocerse por fin y de una vez por todas...a los cuarenta y muchos. A mí me lo permitieron (bastante años antes, ejem) un par de divorcios. Uno mío y otro no, pero viendo la serie lo del cáncer se intuye mucho más rápido y efectivo y yo creo que todo el mundo debería tener uno.





The big C: para todos aquellos que no quieran ir al psicólogo pero su entorno esté muy a favor de que lo hagan. El efecto es parecido. Laura Linney está espectacular. La capacidad de reinvención es una constante temática. Y la escena final del capítulo piloto, donde Cathy le cuenta todo lo que nadie sabe al perro de la vecina, aunque me incline hacia ella por motivos obvios propios, es GENIAL. A veces, sólo un perro puede soportar tus lágrimas.




Sobre personas inmovilistas, gente que no cambia, gente que no quiere que cambies, gente a la que le asustan los cambios y gente que no se va a reinventar en su vida...en otra entrega de la nueva saga Indiscreta.