sábado, 11 de septiembre de 2010

Bright Star: poemas y vestidos

A mí hay muy pocas cosas que me dejen sin palabras.
































Esta película, que fui a ver con el Señorito Méjico (nueva adquisición de excelente ser humano para este Diario) ha sido una de ellas. No me acuerdo de nada, no sé si es buena o mala... y me da igual. Perdí la razón allá por el minuto quince, mientras mi acompañante buscaba la manera de consolarme. Belleza y romanticismo del bueno. Un dos en uno que te roba la respiración.





Desde aquí pido al mundo de la moda un editorial inspirado en esto (y aún sabiendo que será casi imposible superar el estilazo de su directora, desde ya ICONO TOTAL DE ESTA ETAPA DE MI VIDA, Jane Campion). La protagonista, Fanny Brawne, el amor del poeta John Keats, era diseñadora de moda antes de que eso existiese. Y además, buena.
Esto se merece un homenaje en papel francés.





Declaro sin tapujos que es la PELÍCULA IMPRESCINDIBLE DE LA SEMANA. Aunque reconozco hablar desde la más pura subjetividad desmedida e incontrolada; el Señorito D.F. aseguró no conectar con la historia casi hasta el final.
Prácticos vs románticos, game over.

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