jueves, 5 de enero de 2012

Queridos Reyes Magos

Sois magos, la escribo tarde pero tenéis todavía un par de horas.
Os dejo unas cosillas en el balcón. Me gusta regalar bien pero no puedo leerle la mente a tres tíos que (no) veo una vez al año. Espero que os gusten.

A lo que voy.

Este año me he portado DE PUTA MADRE. Progreso adecuadamente en todas las categorías, y no lo digo yo, es que me lo dice la gente. Las asignaturas de cocina, limpieza del hogar y planchado de lo que contienen los armarios son materias que puedo prometer y prometo aprobar en junio. Osea que el cómputo general vital dice que con 2 aprobados (salud mental, vida social) 3 notables (sexo, familia, trabajo) y un sobresaliente (animales a mi cargo vivos) soy una buena chica.

Así que no creo que os cueste demasiado concederme un único deseo, que hará la espera de todos los deseos superficiales, materiales y muy frívolos que tengo para 2013 mucho más sencilla y placentera. Una dulce travesía, vaya.

Queridos Reyes Magos, yo lo que quiero es un poco de amor. No del loco, desatado y pasional, que ese es fácil. Ni del que es de mentira y los participantes lo saben. Ni del que dura para siempre, que no existe. Quiero amor del normal, del maduro, de los que tiene Gary Cooper; del difícil, del complejo, del que no se rompe aún cuando las dos personas implicadas no están juntas. Quiero un amor divino y celestial, de príncipes y castillos.

Creo que el objeto de mi amor ha de ser escocés. Tuve un sueño en Navidad con un tal McAllister en el que sonaban gaitas.


Os respeta y admira,


La Señorita Indiscreta


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