lunes, 25 de enero de 2010

Un tipo serio y bien vestido




La ultima de los Coen (esta frase suena increíblemente pedante, pero es así) me deja un sabor de boca raro, no sé que pensar.
Hubo cosas que me gustaron y cosas que no... y sorpresa al ver que todo el mundo se MUERE DE LA RISA en el cine mientras una solo se carcajea en el minuto y medio de metraje que aparece este señor, al que a ver si de una vez, Hollywood le da un protagonista.



Simon Helberg como Howard Wolowitz en The Big Bang Theory.




Aquí en Studio 60 on the Sunset Strip (una joya de serie desperdiciada; hicieron una temporada y la audiencia estadounidense se la cargó.)


En Un tipo serio hace del rabino Scott, y como ya he dicho está brillante en su cortisimo papel. De hecho, todos los actores están de diez, el casting y el trabajo actoral son sobresalientes.



En todo caso, como aquí de lo que se habla es del estilo, ahora si que puedo decir sin temor a equivocarme que la película tiene un estilazo de nivel.

La acción transcurre en 1967 en el Medio Oeste americano(menos el inquietante prólogo- bastante jetilla pero genial, por cierto).
El protagonista es Larry Gopnik, es un tío muy correcto, profesor de física de una pequeña universidad






Un buen día, su mujer decide dejarle por un amigo común, un imbecil integral que va de espiritual por la vida, Sy Abelman.





Mientras tanto, su hermano Arthur, incapaz de valerse por si mismo duerme a su lado, en el sofá, su hijo esta en la típica fase adolescente descontrolado, y su hija, otro tanto de lo mismo, pero en más fea.






Y todo empieza a ir cada vez peor para el pobre Larry, que sólo quiere ser bueno.
Sin saber qué hacer, decide pedirle consejo a un rabino.
Y a otro, y a otro.
Y mientras, tanto, la vida pasa.



Una tal Mary Zophres es la diseñadora de vestuario.






Ha trabajado con los Coen nueve veces (en Fargo, El Gran Lebowski o Quemar después de leer, por ejemplo) también ha trabajado con los hermanos Farelli en sus tres primeras películas, y con Spielberg en Atrápame si puedes, trabajo por el que fue nominada a un premio BAFTA al mejor diseño de vestuario.





Catch me if you can, una delicia visual.


Mary investigó en el centro histórico de la sociedad judía del Medio Oeste (Jewish Historical Society of the Upper Midwest).
Al ser una sociedad mayoritariamente conservadora, pequeña y alejada de los focos de modernidad de por aquel entonces, la gente vestía como se vestía en los primeros sesenta, nada de hippies a la vista.





Le inspiraron las cocinas de esos años, esas de verde aguacate y naranja calabaza.

Y con eso, y los tonos más neutros de la primavera, se las arregló para construir su paleta cromática.




La mayoría del vestuario fue alquilado y otra parte adquirida en tiendas vintage.
La variedad le dio a Zophres la posibilidad de jugar con algunos personajes, como el de Sy Abelman, el amante de la esposa de Larry, que se sale un poco de la norma.

Viudo desde hace tres años, Mary Zophres explica que es un hombre que ha vivido un poco más que los demas y que por eso se permite el lujo de jugar un poco mas con su vestimenta.






El diseño de producción juega en la misma línea.

Jess Gonchor, el director de producción, fue hasta la casa en la que crecieron los Coen y el templo en el que fue su Bar Mitzvah.

Al final consiguieron un barrio por la zona, arrasado por un tornado hace cinco años (bastante irónico por otra parte), para que los Coen pudiesen plasmar sin cortapisas como era un barrio como aquellos hace ya 40 años.







La única excepción al look cuadriculado y pluscuamperfecto general fue la casa de la señora Samsky, la vecina cachondona de Larry.
Su casa es una explosión de color.
Como si supiera lo que estaba por llegar.



De una extraña manera, el fatalismo y las cuestiones de fe de toda la vida que son el centro de la película, me están haciendo pensar... y mucho mas fuerte todavía, me han hecho plantearme la posibilidad de ir a misa uno de estos días.

Curiosamente, la peli empieza con una cita de un rabino que dice: “Acepta con simplicidad todo aquello que te ocurra”.

Lo que me hace mucha gracia porque ser judío tiene pinta de ser de todo menos simple.

En cualquier caso a mi no me queda más remedio que hacerle caso.

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